Asegúrate de que tu hijo tenga unos buenos dientes para toda la vida con el cuidado dental apropiado.
Los dientes de leche tienen un papel crucial a la hora de determinar lo sana y atractiva que será la dentadura definitiva de tu hijo. Los primeros dientes actúan como guardianes del lugar que ocuparán sus sucesores y, por lo tanto, necesitan tantos cuidados como los dientes definitivos. Mientras tu bebé recibe lactancia materna ya se están sentando las bases para uno dientes sanos. Tu hijo aprende el movimiento de succión correcto (sujetar y tragar) durante la lactancia materna, lo que a su vez prepara la mandíbula y la cavidad oral para sus futuras funciones: dentición, comer y hablar. En el caso de los bebés alimentados con maadera, la forma de la tetina es sumamente importante. Esta debe favorecer el desarrollo natural de la mandíbula y estimular al niño para que ejercite los músculos de la lengua y la boca de la misma manera que si recibiera lactancia materna.
Por supuesto, lo mismo sucede con los chupetes. Hay una gran diferencia entre que tu hijo utilice el pulgar o una esquina de la colcha para satisfacer su necesidad innata de succión. Especialmente cuando empiezan a salirle los primeros dientes, la mejor alternativa es un chupete que favorezca el desarrollo natural de la mandíbula. Todos hemos visto ejemplos de dientes protuberantes, que pueden ser el desafortunado resultado de una succión prolongada del pulgar. Pero no es necesario preocuparse: la succión del pulgar durante un tiempo breve no es un problema y, en cualquier caso, tu hijo se las apañará sin ningún tipo de chupete a partir de los tres años.
Puede ser más peligroso para los dientes de tu bebé si lleva y succiona constantemente una mamadera. El zumo de fruta contiene mucho azúcar y ácido, y deja restos que atacan y deterioran los dientes de tu hijo durante todo el día, sin signos visibles. No hace falta decir que los alimentos y las bebidas sin azúcar, o al menos con un bajo contenido en azúcar, son la mejor protección frente a las caries dentales, junto con una profilaxis con flúor adecuada. Y no te olvides de cepillar los dientes de tu hijo. Tu hijo debe empezar a cepillarse los dientes tan pronto como empiecen a salirle, al menos una vez al día hasta que tenga dos años y, a partir de entonces, por la mañana y por la noche. Siempre con tu supervisión. Para obtener más información, puedes descargarte la “Guía de boca y dientes NUK”..